Marina Abramovich es un gran artista conceptual Serbia, nacida el 30 de noviembre de 1946 quien ha irrumpido en el mundo del arte como la madre del performance, también es escritora y cineasta. Su obra explora el arte corporal, el arte de resistencia y el arte feminista, la relación entre el intérprete y el público, los límites del cuerpo y las posibilidades de la mente.
Lleva más de cuatro décadas activa en el mundo del arte, fue pionera en una nueva noción de identidad al incorporar la participación de los observadores, centrándose en “confrontar el dolor, la sangre y los límites físicos del cuerpo. Parte fundamental de sus performance es el publico sin ellos no podría existir su obra.
Nunca podría dar performances privadas, en casa, porque no tengo público, cuanto más público hay, mejor es la performance, más energía recorre el espacio. El público debe dar un paso histórico y volverse uno con el objeto, explica la artista.
Los “riesgosos” performance de Marina Abramovich
En su primera actuación en Edimburgo en 1973, Abramovich (Biografía) exploró elementos de ritual y gesto. Haciendo uso de veinte cuchillos y dos grabadoras, la artista jugó al juego ruso, en el que los pinchazos rítmicos con cuchillos se dirigen entre los dedos extendidos de la mano. Cada vez que se cortaba, cogía un nuevo cuchillo de la hilera de veinte que había dispuesto, y grababa la operación. Después de cortarse veinte veces, volvía a reproducir la cinta, escuchaba los sonidos e intentaba repetir los mismos movimientos.
Se propuso explorar las limitaciones físicas y mentales del cuerpo: el dolor y los sonidos del apuñalamiento; los dobles sonidos de la historia y la réplica. Con esta pieza, Abramovich comenzó a considerar el estado de conciencia del intérprete. “Una vez que entras en el estado de interpretación, puedes empujar tu cuerpo a hacer cosas que absolutamente nunca podrías hacer normalmente”
Armonía cromática. Guía completa especializada sobre el uso del color
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En 1974 trató de revocar la energía del dolor corporal extremo, utilizando una gran estrella de cinco puntas empapada en petróleo, a la que el artista prendió fuego al comienzo de la actuación. Quemar la estrella comunista de cinco puntas representaba una purificación física y mental, al tiempo que abordaba las tradiciones políticas de su pasado. Al final salto sobre la estrella en llamas hasta quedar sin oxigeno y perder el conocimiento, lo cual se convirtió también en parte fundamental de sus performance.
En 1976, tras mudarse a Ámsterdam, conoció al artista de performance de Alemania Occidental Uwe Laysiepen, que se hacía llamar Ulay. Ese año comenzaron a vivir y actuar juntos, los principales conceptos que exploraron fueron el ego y la identidad artística y decidieron formar un ser colectivo llamado “El otro” en el que hablaron de sí mismos como partes de un “cuerpo bicéfalo”. se vistieron y comportaron como gemelos y crearon una relación de total confianza y como muchas parejas se separaron, pero se reencontraron en 2010 en uno de los performance mas reconocidos de su carrera, en la que la artista permanecía sentada en una silla en el MoMA y esperaba que los asistentes se sentaran frente a ella y la miraran a los ojos.
La artista (enlace) y su obra han obtenido numerosos premios como el León de Oro, XLVII Bienal de Venecia, 1997; Niedersächsischer Kunstpreis, 2003; Premio de Danza y Performance de Nueva York (The Bessies), 2003; Asociación Internacional de Críticos de Arte, Premio al Mejor Espectáculo en una Galería Comercial, 2003; Condecoración Austriaca para la Ciencia y el Arte (2008); Premio al Liderazgo Cultural, Federación Americana de las Artes, 26 de octubre de 2011; Premio a la Excelencia “13 de julio”; Oso de Berlín (2012), entre otros.
