En la Pampa de Nazca (Perú), un yacimiento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el que vivían pueblos indígenas preincaicos aficionados a grabar gigantescas obras de arte en la superficie terrestre. Descubierto en 1927, los arqueólogos pasaron casi un siglo descubriendo 430 glifos figurativos que representaban animales, personas y criaturas híbridas.
Gracias a un nuevo sistema entrenado por la Inteligencia Artificial, los investigadores han identificado otros 303 dibujos en sólo seis meses, según se detalla en un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. Los hallazgos incluyen aves, gatos, actos ceremoniales e incluso una orca empuñando un arma.
Las obras, que datan de hace al menos 2.000 años, ofrecen una visión de las prácticas culturales y espirituales de la antigua civilización. Aunque las teorías sobre la finalidad de las líneas van desde los calendarios hasta la agricultura y la migración humana, los investigadores saben que se hicieron retirando las piedras más oscuras para dejar al descubierto la arena del desierto, más clara, que había debajo.
Mientras que los drones han ayudado a identificar los gigantescos dibujos lineales que se extienden por el desierto, el modelo de I.A. ha sido experto en detectar las representaciones más pequeñas, de tipo relieve, que retratan principalmente animales salvajes y son más difíciles de encontrar.
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The Package Design BookLos glifos de mayor tamaño representan principalmente a seres humanos, animales domésticos y cabezas solitarias y «suelen encontrarse a una distancia de visión (una media de 43 metros) de antiguos senderos que atraviesan la Pampa de Nazca y es muy probable que fueran construidos y vistos a nivel individual o de pequeños grupos», afirman los investigadores, que señalan que los más pequeños «se encuentran a una media de 34 metros de la elaborada red lineal/trapezoidal de geoglifos, lo que sugiere que probablemente fueron construidos y utilizados a nivel comunitario para actividades rituales».
Utilizando imágenes aéreas y por satélite del yacimiento junto con datos LIDAR, los arqueólogos entrenaron al modelo de Inteligencia Artificial para identificar las líneas, a veces imperceptibles. A continuación, el equipo revisó y confirmó los resultados desplazándose al lugar. Calculan que el modelo de I.A. es 21 veces más rápido que los humanos a la hora de percibir las obras.