El trabajo de escultura de la artista neoyorquina Kathleen Ryan, resalta por su virtuosa y creativa forma de utilizar y mezclar materiales.
Su diversidad va desde el hormigón, al hierro, el granito pasando por el mármol y sorprendiendo con las piedras preciosas y semi preciosas.
Kathleen se inspira en la naturaleza para sus esculturas de gran tamaño; huertos de cerezos y viñedos, entre otros.
Hoy reseñamos su obra reconocida por sus piezas de frutas podridas, que parecen estar cubiertas de moho, lo hace a través de piedras preciosas y semipreciosas como la amatista, el cuarzo y el mármol.
La durabilidad de los materiales utilizados, contrasta y es ambiguo con el deterioro que representan, mientras que las piedras más valiosas representan el moho, las simples piedras de vidrio recrean la pulpa, la parte menos “podrida”, como es el caso de la corteza amarilla del limón y la naranja, y del color rojo brillante de la cereza.
“Las esculturas son hermosas y placenteras, pero hay una fealdad y una inquietud que viene con ellas”, Comentó la artista al medio New York Times.
Es una verdadera ambigüedad ver esta obra, es curiosos como las piedras preciosas tan bellas, pueden representar algo tan “feo” como la descomposición de una fruta, y a su vez, hacer una pieza tan hermosa.
Conoce más sobre esta artista en su web.
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