El arte callejero del belga Roa se caracteriza por su fascinante estilo animalístico. Con una paleta de colores limitada pero repleta de detalles minuciosos, este artista urbano crea murales de animales de gran tamaño que captan la atención y provocan la reflexión. Sin duda, su enfoque singular ha contribuido a su reconocimiento y fama en el mundo del graffiti.
Roa, originario de Bélgica, se ha establecido como un graffitero extraordinario, dotado de un estilo distintivo y un enfoque temático único. Su arte, mayormente en blanco y negro, desborda con detalles finos y meticulosos en cada una de sus grandes piezas, evocando las técnicas de artistas como Aryz pero manteniendo una identidad propia.
Aunque su paleta es esencialmente monocromática, Roa compensa la falta de colores con la profundidad y la textura de su trabajo. Cada pieza es una exploración detallada de su tema, ofreciendo un punto de vista intrigante y a veces conmovedor sobre el animal representado.
El “street art” de Roa tiene un toque característico, de esos que su estilo haga que llegue a convertirse en un grafitero famoso y que en su caso son los animales, vivos o muertos o ya sea jugando con el entorno donde esté representada la “pieza“. A través de estas representaciones, Roa no sólo muestra su habilidad artística, sino que también invita a los espectadores a reflexionar sobre las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, la vida y la muerte.
Roa juega también con el entorno en el que se encuentran sus murales, integrando sus piezas en el paisaje urbano de una manera que da vida a las calles y las paredes.