Aunque la mayoría de las mascarillas ocultan las emociones, los tejidos con los que trabaja Ýrúrarí Jóhannsdóttir muestran permanentemente unas sonrisas y contorsiones faciales súper divertidas.
La diseñadora que reside en Islandia, ha estado elaborando prendas de punto realmente grotescas con la intención de alejar a cualquiera que se acerque demasiado a través de una serie de rasgos monstruosos.
Desde bocas rebeldes que evocan a la mismísima Medusa, labios grandes que sonríen con demasiada ansiedad o una preciosa boca llena de brakets.
A pesar de sus efectivas tácticas de miedo, Ýrúrarí Jóhannsdóttir (instagram) no las usará ya que no están diseñadas para protegerse del COVID-19, pero son ideas estupendas para trabajar con materiales que si sean protectores del nuevo virus.