Las pinturas de paisajes de Wong Chun Hei son una representación vivida de los viajes de este artista de Hong Kong. Con sus vivas paletas de azules, verdes y rosas, Chun Hei satura sus populares paisajes que convierten sus trazos en acrílico, es imágenes de ensueño que representan sus viajes y memorias.
Wong Chun Hei considera cada obra un instrumento para transmitir las sensaciones de los lugares que ha recorrido o explorado. “Nunca intento capturar un solo momento de un paisaje. Los colores cambian con el tiempo, por eso los colores de mis cuadros no tienen un aspecto realista o naturalista. Me gustaría que fueran más subjetivos”.
Gran parte de sus cuadros tienen su origen en un cuaderno de bocetos que el artista carga siempre con el. “Cuando trabajo sobre lienzo, también tengo la sensación de viajar con cada pincelada y color utilizados”, confiesa.
De dónde viene la inspiración de las pinturas de paisajes de Wong Chun Hei
Actualmente las pinturas de Wong se inspiran en los paisajes naturales, pero en sus primeros cuadros se inspiraba en escenas de videojuegos e intentaba dar el efecto visual de los mundos virtuales. En los últimos años Wong pinta al aire libre, es un apasionado de la naturaleza de Hong Kong y lo considera su gran estudio de arte. Con un toque de imaginación, los cuadros de Wong interpretan a su manera la relación entre el hombre y la naturaleza.
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Sistemas de retículas: Un manual para diseñadores gráficosGracia a su llamativo trabajo, Wong Chun Hei (web) se ha convertido en uno de los artistas más representativos de Hong Kong al interpretar a su manera una de las formas de arte más antiguas del mundo, la pintura de paisaje. Cuando era niño, Stephen Wong Chun Hei se imaginaba como un pintor que pintaba al pie de una montaña, con su cuaderno en mano, pintando el imponente pico y las esponjosas nubes que flotaban sobre él. Cuando pasó por la universidad su sueño se esfumó “En la escuela de arte, nadie hablaba de pintar paisajes, ni siquiera de pintar al aire libre, de pintar lugares reales”, dice. “Se consideraba un estilo muy antiguo. Nadie se atrevía a hacerlo”. Hasta que llegó Wong.
Al poco tiempo de graduarse, abandonó el arte conceptual y se dedicó a explorar las rutas de senderismo de Hong Kong y a idear cómo capturar los bosques tropicales y las cumbres rocosas de la ciudad. Dibujando bocetos y acuarelas durante sus paseos, logra transformar sus pequeños dibujos en extensos cuadros de varios metros de largo, y para su sorpresa de Wong y de la que no veía futuro en la pintura de paisaje, sus cuadros se han convertido en un éxito comercial, una atracción para coleccionistas y museos y que le han valido como elogios en los medios de comunicación.