Las pelucas de Andy Warhol han sido parte inconfundible de su imagen y claramente han estado presentes en sus famosos autoretratos. En esta serie creada en 1986, que además fue su última antes de morir en 1987, fue tomada en polaroids como preparación para una serie de serigrafías a gran escala encargadas para una exposición en la galería londinense de Anthony D’Offay en 1986. En estas fotografías, la cabeza de Warhol, que parece una calavera, se encuentra aislada del cuerpo, y flota sobre un fondo oscuro. Con la peluca, Warhol se muestra como una persona disfrazada para parecer temible y diferente. Esta peluca satisface el deseo de autoexpresión del artista y defiende su intimidad en el autorretrato de Warhol.
Estos autorretratos de Warhol con pelucas se hicieron en 1986, un año antes de que muriera de un paro cardiaco que le llegó tras una operación de vesícula. En ese momento, la peluca se había convertido en un símbolo del propio artista. Para ocultar sus rasgos “naturales”, Warhol utilizó una peluca, gafas de sol y un dramático contraste entre luces y sombras. El conjunto de una peluca desaliñada, su rostro extrañamente inexpresivo y la ausencia de mirada aumenta la atmósfera trágica y recarga de morbo el tormento sensorial.
El porqué de las pelucas de Andy Warhol
Cuando tenía poco más de 20 años, Andy Warhol empezaba a llevar peluca. En principio, para disimular la caída del cabello. Pero con el paso de los años, la original peluca plateada contribuía a su misterio vanguardista, convirtiendo la peluca, un medio de camuflaje, en una característica inconfundible de la personalidad pública del artista. Con su emblemática peluca, Warhol marcó su imagen en el mundo. Era parte de su estilo característico y de su presentación como artista. Incluso se expusieron tres de las preciadas pelucas de Warhol en la gran retrospectiva Warhol 2020 de la Tate Modern.
Las pelucas eran una parte esencial de su identidad artística, por lo que Warhol las trataba como si fueran parte de su cuerpo. Recortaba su peluca como si se estuviera cortando el pelo, iba a la peluquería a cortarse la peluca, y el siguiente mes iba a la peluquería con una peluca larga y actuaba como si le hubiera crecido. A la vez, le aterrorizaba enormemente quedarse sin peluca. Utilizaba pegamento fuerte en sus postizos por miedo a que salieran volando.
