Kristina Fender es el nombre de esta fotógrafa madrileña profesional licenciada en Bellas Artes, que se adentró con su cámara en el mundo del motor casi por casualidad, intentando salir de una rutina que la asfixiaba, y ya lleva más de cinco años, retratando tanto a las máquinas como a todo lo que les rodea.
Siempre de circuito en circuito con su cámara, entre ruidos, olor a gas y adrenalina, va detrás del momento en el que piloto y motor se convierten en uno sólo.
Kristina se concentra en sentimientos y emociones reales y que en palabras de ella misma, no considera que sea el amor lo que hace girar al mundo sino algo un poquito más obscuro aunque estéticamente bello. Siente debilidad por los artistas que no utilizan como coartada ese binomio del amor y el mundo para justificar sus trabajos.
Kristina dice que sus fotos son fragmentos de una vida o fragmentos en el que se puede ver toda una vida.