El arte como terapia brinda una mirada íntima a los poderes terapéuticos y rehabilitadores del dibujo, la pintura, el canto, la actuación, la escultura, el baile, la interpretación de instrumentos musicales, la palabra hablada y el movimiento asegura el fotógrafo Peter Merts, uno de los casi 500 jóvenes que invadieron el territorio para protestar a finales de los 70´s, contra la construcción de una central nuclear en una falla sísmica. Por este acto de desobediencia civil, Mert fue detenido.
Merts estuvo 14 días en la cárcel del condado de San Luis Obispo, una experiencia que le sirvió para entender que “La gente de dentro, sean reclusos o funcionarios, no era tan diferente de la gente de fuera, y que tratarlos con respeto, consideración y discreción sería apreciado y recíproco”.
Fue entonces cuando Merts comenzó a trabajar como voluntario en Bread & Roses, una organización sin ánimo de lucro de la Bahía de San Francisco dedicada a ofrecer espectáculos gratuitos al público institucionalizado. “Me dije: Esto es increíble; ¡alguien debería documentar esto!”, dice Merts. “En una semana me compré una Nikon de segunda mano”.
El arte como terapia en las prisiones de California
Durante 15 años, Merts recorrió California fotografiando las clases de arte en las 36 prisiones de adultos. “Numerosos estudios, incluidos los del doctor Larry Brewster, con quien publiqué Paths of Discovery: La práctica del arte y su impacto en las prisiones de California, demuestran la eficacia de los programas de arte en las prisiones”, dice Merts, listando una gran cantidad de beneficios psicológicos, conductuales, interpersonales e intelectuales.
“Más de un artista me ha descrito su sala de arte como un ‘santuario’ de las duras realidades de la prisión”, dice Merts. “Las reglas no escritas del patio se relajan en la sala de arte mientras hombres y mujeres enseñan, aprenden, son mentores y colaboran por encima de las divisiones raciales y culturales”
Psicología del color: Cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón
Psicología del color: Cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razónAparte de documentar las clases y la propia obra de arte, Merts hace retratos de los presos, un proceso de empoderamiento que les ayuda a rehabilitar su imagen personal. “No hay espejos en el interior, por cuestiones de seguridad”, dice. “Los baños tienen placas de acero pulido atornilladas a la pared que dan un reflejo nebuloso, borroso e indistinto. En consecuencia, algunas personas encarceladas no han visto su propia cara con claridad durante décadas”.
El trabajo de Merts (web) también contribuye a cambiar la percepción pública de los presos, así muchas personas no entendieran el porqué de impartir a estas clases, como si los prisioneros no merecieran cosas buenas…
“Así es como me di cuenta de mi aspiración más profunda para este trabajo: iluminar la humanidad y la autenticidad de estos artistas encarcelados. Sólo con empatía y compasión podemos empezar a corregir algunas de las injusticias de nuestros sistemas de justicia y carcelario.”