Las sombras y claroscuros definen la pintura de Radu Belcin. Sus personajes anónimos con rostros deformados, inacabados, atrapados en atmósferas inquietantes vagan por el espacio sin comunicarse.
Un surrealismo ‘opresivo’ que taladra el subconsciente y nos sumerge en un mundo de pesadillas. Ojo, hoy no nos hacemos responsables de tus sueños nocturnos.