Patrick Kramer, un artista nacido en Utah, ha revolucionado el mundo del arte con sus impresionantes pinturas hiperrealistas. Nacido en 1981 de inmigrantes alemanes, la meticulosa naturaleza de Kramer y su pasión por el arte representativo se han convertido en el medio perfecto para su personalidad perfeccionista.
Kramer estudió pintura en la Universidad Brigham Young, donde recibió un BFA en 2008. A lo largo de su carrera, ha demostrado un interés profundo en la historia del arte, incorporando frecuentemente obras famosas con elementos de destrucción en sus pinturas. Esta combinación inusual refleja su atracción por la tensión y la oposición: orden versus caos, variedad versus unidad, gracia versus rudeza.
El nivel de perfección que Kramer logra en cada una de sus obras es verdaderamente impresionante, hasta el punto que sus pinturas parecen más reales que una fotografía. Los detalles que Kramer incorpora, desde la dificultad de crear un cabello hasta las sombras sumamente realistas, otorgan a sus pinturas una profundidad espectacular.
En una serie de obras maestras deconstruidas, Kramer aborda el tema del perfeccionismo. Esta serie comunica la frustración inherente al proceso creativo, representando la destrucción de obras maestras del arte como si hubieran sido destruidas por los propios creadores. La serie comenzó con representaciones de imágenes raspadas, pero ha evolucionado para incluir varias formas de ruina, como quemaduras, roturas y grietas. Al tomar pinturas en sus estados ya delicados y agregar otra capa de narrativa y caos, Kramer ofrece una nueva perspectiva al espectador.
Un tema subyacente en las pinturas de Kramer es el “Memento Mori”, la idea de que la muerte se cierne sobre todo y nada es permanente. Desde Frida Kahlo hasta Van Gogh, ninguna obra de arte histórica se salva de la decimación de Kramer.
“Me gusta la polaridad y la yuxtaposición de estas imágenes, pero también es gracia y rudeza, cosas que son hermosas pero tienen un borde”, dice Kramer. “Puede haber belleza en la fealdad”
